Ética y responsabilidad social

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Desde cualquier ángulo que se mire, la responsabilidad social, ha generado un gran impacto en el ámbito empresarial.   Hasta hace muy poco tiempo, estas acciones socialmente responsables movían a las empresas al análisis del impacto que sus actividades productivas o comerciales generaban en su entorno; para otras organizaciones, era percibido más bien como una estrategia comercial, en que la empresa enfocaba sus operaciones buscando sustentabilidad  en lo económico, social o ambiental de acuerdo a su giro de negocio.

En lo que respecta a los alcances, en teoría la intención de las acciones socialmente responsables era que impactaran en todos los niveles de la empresa; desde socios accionistas hasta colaboradores, proveedores y clientes; sin embargo, poco de esto era real.

En el pasado, la RSE iba siempre en una vía: de la empresa hacia el mercado,  pero el cambio más reciente, es que en lugar de solo ser una forma de proyectarse hacia la comunidad, la RSE ha tenido un giro hacia lo interno, hacia cada integrante de esta nueva generación de empresarios y colaboradores que, de una manera gradual pero de alto impacto, han comprendido que la responsabilidad social nace del bienestar y estabilidad de la persona y de la organización.

En términos más prácticos podríamos decir que estas iniciativas se rigen por una norma básica y bastante lógica, como la que enfatizan  los sobrecargos en cualquier vuelo comercial… “Antes de poner la mascarilla de oxígeno a quien está a su lado, póngase usted la suya”. Por lo anterior, surge este nuevo giro en el que empresas de todas las dimensiones se han sentido identificadas y han decidido empezar “por casa”. 

Programas muy diversos, desde temas de desarrollo académico, control de peso y nutrición, servicios de psicología, actividades de integración familiar, programas de becas para deportistas, sistemas de atención integral para niños y adultos mayores, rescate de valores, por mencionar algunos, son los nuevos alcances de los programas de RSE.

Debido a este cambio tan importante, el bienestar que estos  programas generan en la población de una empresa, impactan no solo en la calidad de vida de los colaboradores, sino en aspectos como la reducción de la rotación, el incremento en la calidad del desempeño, la motivación para el desarrollo de nuevas habilidades y la concientización sobre la responsabilidad que como individuos tenemos.

Los modelos clásicos de administración podrían cuestionar la efectividad o el beneficio de este tipo de iniciativas desde la perspectiva de costos, sin embargo, diversas organizaciones han encontrado en la RSE una fuente de ingresos que le permite autonomía a dichos programas, además de los múltiples beneficios que son difíciles de cuantificar pero altamente valiosos; mostrando que, aun las empresas más pequeñas, pueden generar bienestar importante en sus equipos de trabajo e impactar positivamente en su entorno social.  

En conclusión, la sostenibilidad de estos programas de RSE, se basa en la capacidad que las empresas tengan de integrar a todos los niveles de la organización,  recordando que, nadie puede dar lo que no tiene dentro de sí mismo.

Autora:

Marisela González Arias.

MyM Mercadotecnia y SLADE Costa Rica

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