EL ÉXITO Y LA FELICIDAD

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INTRODUCCIÓN

Antes es necesario aclarar algunas ideas, en primer lugar, de lo que aquí se trata es proponer un cambio de paradigmas como resultado de amalgamar varias disciplinas del conocimiento para hacer una reingeniería del pensamiento que nos lleve al éxito, no se trata de inventar ni descubrir la pólvora que ya es conocida por todos; de lo que se trata es de presentar con esa pólvora nuevos juegos artificiales.

Todo proceso tiene un primer paso y en este caso el primer paso es el pensamiento. Antes de ser creado cualquier cosa primero pasa por el pensamiento. Llegar a comprender lo infinito que es el poder de nuestra mente y que todo lo que creamos y obtenemos es resultado de nuestros pensamientos, es la base para darnos cuenta que somos lo que pensamos y por lo tanto responsables de nuestra existencia.

Nuestro diálogo interno lo hacemos por medio del pensamiento y salvo en raras excepciones generalmente muchos tienen la costumbre de hacerlo en forma negativa, pesimista y desalentadora, las estadísticas generalmente muestran que existen más gente que piensa negativamente porque es más fácil encontrar errores que aspectos positivos. Esto me lleva a aportar algo de mi experiencia personal y otro tanto de la experiencia de vida de varios investigadores para replantear estructuras de pensamiento, patrones de conducta, creencias limitantes y demostrar que se pueden lograr resultados que parecerían imposibles de alcanzar, con el solo hecho de cambiar la forma de pensar y relacionarse con los demás, esto es hacer una reingeniería del pensamiento que  permita desarrollar una visión diferente de la realidad y de uno mismo para posibilitar una inteligencia colectiva que nos conduzca a mejores niveles de vida.

Hay cuento sufí que dice que había una vez un hombre que tuvo un sueño, en el cual Alá le encomendaba una importante misión:

“Debes cambiar el mundo, para convertirlo en un mundo mejor”

Al día siguiente, cuando el hombre despertó, se dijo: “Y ahora, ¿por dónde empiezo entre todos los países del mundo?. Pues empiezo con mi país. ¿Y de todas las ciudades…? Pues empiezo con la mía, ¿Y de todos los barrios? …comenzaré con el mío. ¿Y entre todas las casas?…pues por mi casa. ¿Y entre todos los miembros de mi familia?. Pues empezaré conmigo mismo.

Esta es la clave para lograr cambiar hacia un mundo mejor y si lo que se quiere lograr es el éxito en la vida, hay que empezar por uno mismo, Re Programarse Mentalmente, es decir haciendo una reingeniería del pensamiento partiendo de saber qué queremos lograr en la vida para considerarnos exitosos, cuáles son nuestras competencias , cuáles nuestras fortalezas y debilidades, tratando de  reforzar lo bueno que encontremos  y por otra parte trabajar en aquello  que más nos cuesta y se nos hace  difícil como es el desafío de cambiar nuestras debilidades.

Cada uno de nosotros somos los únicos responsables de lo que logramos en la vida, ya sea éxito o fracaso, según el tipo de pensamiento que tengamos, además de nuestra forma de pensar y percibir los acontecimientos, dependerán nuestros sentimientos y nuestras emociones. Si pensamos en odio sentiremos odio y generaremos veneno emocional, si pensamos en amor sentiremos amor y transmitiremos luz; si pensamos cosas negativas y catastróficas, solo sentiremos y veremos negativismo y catástrofe en todo cuanto nos rodea; si pensamos en positivo con ilusión y esperanza, eso es lo que sentiremos e irradiaremos. ¡Irremediablemente nos convertiremos en lo que pensamos!.

 

A lo largo de nuestra existencia nos encontramos en permanente crisis de distinta naturaleza, tenemos arraigados en nuestro interior, paradigmas, creencias, emociones, hábitos, etc . que nos llevan a los resultados de lo que somos. Y a lo largo de esta obra iremos desarrollando cada uno de estos temas.

 

EL PENSAMIENTO Y LAS CONDUCTAS DOMINANTES

El mundo actual las interdependencias han agudizado los desequilibrios y problemas como la pobreza, desempleo, violencia, conflictos bélicos, destrucción del ecosistema, explosión demográfica, la solidificación de redes u organizaciones delictivas, etc.; así como han provocado mayor crisis de valores dominantes, asentada en la ética del tener que legitima el individualismo, la competencia y el consumismo.  La humanidad se encuentra sin dudas en una encrucijada donde se juega el porvenir, por lo que resulta imperioso buscar alternativas para enfrentar las nuevas crisis o el recrudecimiento de las anteriores o las nuevas hegemonías que han sido desencadenadas por la globalización, a fin de construir un mundo mejor, fundado en “un desarrollo humano sostenible, en el entendimiento mutuo entre los pueblos y la renovación de la democracia efectivamente vivida”.

El aumento exhaustivo de la población, el hambre, el desempleo son realidades de nuestro mundo, también el crecimiento desigual, con una tasa demográfica mayor en los países más pobres; realidades que han visto en los sistemas educativos un principal pilar de soluciones a estos problemas.  Sin embargo la educación no puede mantenerse al día con el crecimiento demográfico y el desarrollo tecnológico, ya que los esfuerzos educativos se ven diluidos ante un aumento en la población y un aumento de la corrupción de gobernantes y gobernados que restringe las posibilidades de mejorar escuelas, universidades, maestros y planes de estudio, a más de que tales esfuerzos se ven disminuidos por la imposibilidad de insertar programas educativos al nivel del avance tecnológico.

Le preguntaron a Mahatma Gandhi Maestro, ¿cuáles son los factores que destruyeron al ser humano? “Él respondió, la política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración si caridad” y si nos ponemos a reflexionar la forma de pensar y actuar nos han llevado a una  crisis de valores que vivimos y que mantenemos hace mucho tiempo y que en lugar de cambiar nos vamos acostumbrando a ver como normal y tan solo nos quejamos por las crisis económica, política o social, que no son más que resultado de esa crisis de valores.  Por lo que el presente siglo requiere de una actitud crítica, una reconstrucción de un mundo mejor, en el que los constructores somos todos y cada uno de los que habitamos este planeta. Si somos conscientes de todo lo que estamos viviendo, creo que es necesario ponerse a analizar un poco y reprogramarnos mentalmente para sentirnos orgullosos de dejar a nuestros hijos y las generaciones futuras condiciones de vida desde una perspectiva diferente para tener un mejor nivel de vida.

Somos seres humanos que nos movemos en un mundo ambivalente, entre lo perfecto y lo imperfecto, entre el sí y el no, entre el querer y no querer, el deseo y el temor, el autocontrol y la impulsividad, el optimismo y el pesimismo, la independencia y la sumisión, entre la generosidad y la avaricia, la sinceridad y la hipocresía, la sociabilidad y el individualismo, la espontaneidad y la inhibición. Con esto no se cierra la lista podemos hacerla mucho más extensa pero no viene al caso. Lo que sí debemos aceptar es que todos llevamos dentro de nosotros a un Caín y un Abel, pero también tenemos el libre albedrío para tomar nuestras propias decisiones y para elegir a cuál de los dos alimentamos más y ser bueno como Abel, o ser  malo como Caín. Podemos ser pesimista u optimista, crédulo o incrédulo y la elección que hagamos será la que determinará nuestra manifestación en la conducta y lo que dará origen a aceptar en la vida los paradigmas, nuestras creencias, nuestros hábitos

EL ÉXITO Y LA FELICIDAD

Anteriormente iniciamos con una parte introductoria de lo que es el pensamiento y su gran importancia. Ahora continuamos por lo que cada individuo interpreta lo que es el éxito y la felicidad.  Si nos preguntamos cuál es el éxito que uno desea, primero debe conceptualizar que entiende ser una persona exitosa, ya que la idea que tenemos cada uno es muy diferente una de la otra, dependiendo de varios factores que pueden ser culturales, familiares, personales. Si nos detenemos a pensar un poquito nos daremos cuenta que la interpretación del éxito es muy relativa y variable de acuerdo a las circunstancias del momento que estamos pasando.

La sociedad suele establecer una relación muy estrecha entre éxito, riqueza material y fama. En lo que hace a la subjetividad, podemos decir que cada vez que nos proponemos algo y lo conseguimos, sea: mejorar nuestras condiciones laborales, aprobar un examen, dejar de fumar, o simplemente ahorrar dinero para darnos un gusto, podemos considerarnos exitosos.

Sin embargo, el éxito no debería ser entendido como algo unidimensional y la meta final, sino como la consecución de objetivos en diferentes etapas de la vida. Objetivos sean estos pequeños y de carácter íntimo o grandes y con gran repercusión. El primer éxito que logramos en nuestra existencia es el nacer vivo, luego en los primeros años de vida lograr dar los primeros pasos y poder caminar, aprender a hablar, a contar y leer , más tarde tener amigos y ser bien aceptados por ellos, obtener una profesión, establecer un buen hogar  y así sucesivamente hasta llegar al final del camino de la vida, uno podrá considerarse exitoso si sus últimos momentos de existencia pasan en paz y armonía interior y con los demás, sin sobresaltos ni enfermedades.

 

“El éxito no es la llave de la felicidad. La felicidad es la llave del éxito. Si amas lo que haces, vas a ser exitoso”.
Herman Cain

Éxito y felicidad se pueden considerar como conceptos independientes, porque a las personas hay veces que les va bien en lo que hacen, pero no llegan a disfrutar realmente de la situación en la que se encuentran. Una persona feliz puede considerarse a quien simplemente sabe disfrutar de la vida, aceptándose como persona con sus cualidades y limitaciones y con el estilo de vida que lleva.

De ahí que la “felicidad “no es un destino, sino es el disfrute y ser exitoso en el andar de la vida. No nos olvidemos que los seres humanos estamos en este mundo para ser felices, nadie quiere ni viene a sufrir porque sí. Cada quién tiene su propia idea de la felicidad.  Personalmente considero que la felicidad “es el estado en el que uno siente que no le hace falta nada y disfruta de lo que tiene”.

 

De acuerdo con la psicóloga Sonia Lyubomirsky, en su libro “Los Cómos de la Felicidad”. La felicidad es un bienestar subjetivo. Es decir que lo que puede dar felicidad depende más de la persona que del hecho en sí. Ella considera que nuestra felicidad depende de las circunstancias de la vida, de la genética y nuestra conducta. Otros estudiosos sobre el tema de la felicidad como Michael McCullough, profesor de Psicología en la Universidad de Miami, que ha llevado a cabo diversos estudios sobre los pensamientos positivos, ha encontrado que las personas más propensas a expresar gratitud por las cosas buenas en sus vidas, son más felices.

En la teoría científica se afirma que la genética lleva una gran parte de la responsabilidad en nuestra felicidad. Existen estudios de la Universidad de California en Los Ángeles U.S.A. que dicen que la influencia entre los genes y la felicidad es recíproca. Un estado anímico positivo de felicidad y alegría   afecta a la expresión de los genes, y al mismo tiempo ciertas secuencias de ADN nos empujan a ser felices. También sugieren que la risa genera endorfinas y otras sustancias químicas en el cerebro con capacidad para producir cambios en las células reproductoras como los óvulos y los espermatozoides. Esta hipótesis nos lleva a pensar que el estado anímico de la vida de los padres puede influir a futuro en la felicidad de las generaciones futuras.

Si bien se considera que las personas conciben los logros a su alrededor de una forma diferente dependiendo de sus genes, pero hasta cierto punto podría decirse que, con ciertas limitaciones y con disciplina es posible que se puedan vencer esas predisposiciones biológicas ayudadas con la fuerza del pensamiento positivo, por lo tanto, debemos aprender a desaprender viejos paradigmas y reaprender a controlar nuestros pensamientos y sentimientos, transformándolos en sentimientos positivos.

Acordemos que la felicidad es un estado de equilibrio interno maravilloso que nos permite vivir en paz y lleno de emociones positivas; la felicidad es una decisión personal que está por encima de las condiciones materiales, aunque esto no significa que debamos vivir en la mediocridad y en la miseria, todo lo contrario, es fundamental ser felices primero para alcanzar nuestras metas.

PARADIGMAS

La palabra paradigma en principio fue un término científico y en la actualidad abarca un sentido generalizado, es el modo en que percibimos, comprendemos e interpretamos el mundo. También puede decirse que es todo aquel modelo, patrón o ejemplo que debe seguirse en determinada situación. La palabra, como tal, proviene del griego παράδειγμα (parádeigma).

Para Thomas Kuhn, en su libro “La Estructura de las Revoluciones Científicas” define un paradigma como aquello que se debe observar y escrutar, el tipo de interrogantes que es necesario formular para hallar respuestas en torno de un objetivo.

Es algo muy generalizado que en nuestro diario vivir le damos un tratamiento de verdad a una manera de hacer las cosas y como consecuencia, somos ciegos a todo aquello que no coincide con esa verdad. Tenemos ojos solo para lo que coincide con nuestra forma de pensar, con las explicaciones que nos damos. Lo que queda fuera no lo vemos o, en su defecto, lo acomodamos a nuestra manera de pensar filtrando por todo aquello que no calza con nuestras ideas.  Los paradigmas actúan como filtros fisiológicos en las personas. Cuando algún dato se ajusta al paradigma de un sujeto, pasa por el filtro justamente porque crea la ilusión de mayor apoyo a su paradigma, en cambio, para quien no adhiere a ese patrón de ver las cosas, el mismo dato casi seguro será invisible; su filtro es incapaz de captarlo.

Recordemos que una de nuestras grandes debilidades es creer que somos los únicos dueños de la razón y que la manera de pensar que particularmente tenemos es la correcta, que vemos las cosas tal como son, que somos “objetivos”. Pero la realidad es otra. Vemos el mundo no como es en realidad, vemos el mundo como somos nosotros o como se nos ha condicionado para ver las cosas. Somos arquitectos de nuestras imágenes del mundo y de lo que hay en él. Inventamos historias sobre lo que sucede para que el mundo tenga sentido para nosotros. Clasificamos las cosas y los acontecimientos igualándolos a otras cosas y acontecimientos y las expresamos en forma de metáforas, cual poetas basándonos en nuestros sentimientos, realizando asociaciones que con el tiempo uno olvida la fuente y al final creemos nuestras historias como algo sólido equiparadas a una verdad indiscutible.

El conde Alfred Korzybsky señalaba que debemos tener presente que “el mapa no es el territorio”. Confundimos nuestras ideas u opiniones que tenemos sobre la realidad, con la realidad misma y olvidamos que una metáfora no es una exposición de hechos. Muchas veces transformamos las metáforas en mitos y luego creemos en cosas muy extrañas que nos llevan a actuar de una manera incomprensible.

Sin embargo los paradigmas no son algo que permanecen como verdades absolutas en el tiempo que no se pueden cambia. Thomas Kuhn en su libro antes mencionado, incorpora que los paradigmas se pueden cambiar. Según él los científicos trabajan, en su mayoría, dentro del paradigma dominante, pero la ciencia oficial no soluciona la totalidad de problemas que pueden ser planteados cuando el número de problemas sin solución crece, aparecen científicos que empiezan a poner en duda el paradigma en cuestión.  Ejemplos tenemos muchos solo para mencionar algunos como que la tierra era el centro del Universo y Copérnico fue resistido y martirizado por que demostró que en realidad el Sol era el centro del Universo.

De la misma manera el modelo newtoniano de la física que todavía está en vigencia en algunos centros de estudio, se muestra parcial e incompleto desde la revolución que provocaron Albert Einstein con la teoría de la relatividad y los físicos cuánticos como Max Plank, Niels Bohr. Tema que desarrollaremos algo más detallado en un capítulo aparte.  Lo que sí debe tener en cuenta el poder de los paradigmas, porque son los que crean las lentes a través de los cuales vemos el mundo.

LAS CREENCIAS

Si convenimos que  una  creencia “es el estado de la mente en el que un individuo considera como verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa”. Podríamos decir que es aceptar como cierto el significado de algo o alguien, es decir una afirmación personal considerada como verdadera.

El sistema de creencias, así como el de valores es algo individual, diferente de persona a persona, porque la realidad en si es una elaboración mental y no hay dos mentes iguales. Lo que vivimos tal como lo vivimos depende más de la representación que se aloja en nuestra mente que de la realidad misma.

Una creencia es la aceptación, en lo más profundo de nuestro ser de aquello de lo que hemos sido testigos o que hemos experimentado o conocido por nosotros o por lo que nos hayan transmitido otros mientras no teníamos capacidad para valorarlo. Una creencia influye y se extiende en diversas áreas de la vida y además, define la forma de ser: personalidad y comportamiento. Tiene una fortaleza muy poderosa para guiar la conducta, pueden moldear el grado de inteligencia, la forma de manejar las relaciones personales, la capacidad creativa, las posibilidades de lograr el éxito y la felicidad, o al contrario ser una barrera para que se pueda conseguir algo y lo que es peor que ni siquiera se haga el intento.  según sean las creencias positivas o negativas.

Las creencias se suelen formar a partir de las experiencias de nuestra infancia o se basan en generalizaciones que provienen de otras  experiencias. El mayor problema de estas creencias es que son inconscientes. Es decir, están influenciando en el comportamiento y en la vida y uno ni si quiera se da cuenta.

Hay creencias positivas y creencias negativas, las primeras nos ayudan en nuestra vida cotidiana, lo que logran es mejorar nuestra autoestima y nuestra confianza ya que básicamente de lo que se encargan es de ayudar a potenciar nuestras capacidades. De esta manera, nos otorgan seguridad e iniciativa para poder llevar a cabo determinadas actuaciones ante hechos concretos que surjan.

 

En cambio, las creencias negativas también conocidas como creencias limitantes son las que nos impiden ser quienes deseamos y conseguir los objetivos que nos proponemos. se identifican por ser aquellas que lo que consiguen es que se nos incapacite para poder pensar o actuar de determinada manera ante una situación concreta.

 

En definitiva las creencias, que en muchos casos son subconscientes, afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean. han sido interiorizadas en la  mente inconsciente mediante la  mente consciente provenientes del entorno sobre todo en los importantes años de la  infancia, y tienen que ver con la educación y toman mayor impulso cuando se empieza  a querer a los padres. Creemos prácticamente todo lo que ellos  nos dicen y lo dimos por cierto, pero no  solo a lo que nos dicen sino también a lo que hemos visto e interpretado. La conformación de una creencia nace desde el interior de una persona y se desarrolla a partir de las propias convicciones y los valores morales, aunque también es influenciada por factores externos y el entorno social (la presión familiar, los grupos dominantes, etc.). Por eso es tan importante que tengamos conciencia de las creencias que nos abordan, y del lugar que esas creencias están ocupando en nuestra mente inconsciente.

Son los familiares, los líderes de opinión, los profesores, etc el origen de gran parte de las creencias que albergamos y nos condicionan en el día a día definiendo nuestra realidad, sin ser nosotros conscientes de ello.

RAMIRO ARTEAGA REQUENA

Past Presidente de SLADE Internacional. Licenciado en Administración graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Buenos Aires Argentina, Maestría en la Universidad Mayor de San Simón Cochabamba Bolivia. Coaching Ontológico Profesional Montevideo Uruguay. Ocupó cargos gerenciales en distintas empresas de Argentina, Bolivia y Chile. Presidente fundador de Competencia Gerencial Internacional. Autor y coautor de libros en temas de Administración

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